pp. 15-24
Autenticidad, falacia y ficción en las series televisivas: Be Tipul, In Treatment, En Terapia
Be Tipul, Israel, 2005 | In Treatment, EEUU, 2008 | En Terapia, Argentina, 2012
Irene Cambra Badii irenecambrabadii@gmail.com

Moty Benyakar

Introducción

La serie televisiva Be Tipul fue creada en Israel en 2005 por Hagai Levi junto con Ori Sivan y Nir Bergman. La trama aborda la historia de un psicoterapeuta que recibe a un paciente por episodio, y tienen una sesión de terapia “en tiempo real” que ocupa íntegramente el capítulo de ese día. De lunes a jueves el terapeuta recibe a sus pacientes, y los viernes supervisa sus casos con una terapeuta experimentada.

Se hicieron luego distintas versiones que adaptaron algunos detalles de la historia al contexto de cada país , pero manteniendo el formato original. En este artículo nos ocuparemos de dos de ellas In treatment (Rodrigo García, Estados Unidos, 2008-2010) y En terapia (Esther Feldman y Alejandro Maci, Argentina, 2012).

Estas series se enfrentan con el desafío de llevar a la pantalla la esencia de la labor terapéutica. Si bien no pretenden poner en escena al psicoanálisis sino un proceso psicoterapéutico, abordaremos el tema desde una perspectiva epistemológica psicoanalítica.

Uno de los ejes centrales de la labor psicoanalítica es ir en busca de la autenticidad de cada sujeto. A través del seguimiento puntual de las tres versiones de la serie, intentaremos analizar los conceptos de autenticidad y falacia al presentar al psicoanálisis y las psicoterapias en televisión. En este contexto se analizará la función de la ficción en el desarrollo de nuestra práctica cotidiana y como posibilitadora de una genuina transmisión ante un público masivo.

El psicoanálisis da cuenta del abordaje de la subjetividad desde una búsqueda permanente de las vicisitudes del inconsciente propio e idiosincrático de cada individuo. Para existir, el marco psicoterapéutico postula que se debe partir de lo esencialmente auténtico. Volveremos luego sobre esta cuestión.

Pretender abordar lo auténtico en una telenovela, o en una serie televisiva, puede parecer una contradicción, ya que por lo general una de las primeras impresiones es que el ámbito televisivo telenovelado es la distorsión o exageración del acaecer en la “vida real”. Las temáticas de las telenovelas generalmente están elegidas para atraer al público por medio de lo inimaginable de la existencia humana. Exponen experiencias que parten de lo común para devenir luego extraordinarias y únicas. Esto se puede distorsionar al punto de hacer vivir a cada espectador aquello que no le sucede pero que hipotéticamente podría compartir en situaciones excepcionales con el resto de los humanos.

La esencia de la distorsión está en la particularidad de la relación con el objeto. Pero la banalización de las relaciones humanas, como así también su distorsión, no ocurre únicamente en las telenovelas: podría decirse que es cada vez más parte de nuestra cultura. La sociedad, de esta manera, provee una banalización de las experiencias humanas, siendo la televisión y otros medios su vehículo más frecuente Esta retroalimentación entre fenómenos culturales y productos televisivos, refuerzan la idea de que la televisión no es sólo producto de la cultura, sino también promotora de la misma, transformándose la distorsión en un agente modelador socio-cultural.

Uno de estos mensajes socioculturales propios de nuestro tiempo es la transmisión del psicoanálisis. Podríamos preguntarnos si esta transmisión se puede realizar desde los medios masivos, y cuál sería en ese caso el mensaje que sería deseable difundir.

Devenir

No podríamos abordar la labor psicoanalítica sin referirnos al devenir. Podríamos hacerlo desde la perspectiva de Heidegger (2003) o Badiou (1999), pero preferimos aquí tomar la síntesis de Ferrater Mora, quien plantea que el devenir “a veces se usa como sinónimo de ‘llegar a ser’; a veces se considera como el equivalente de ‘ir siendo’; a veces se emplea para designar de un modo general el cambiar o el moverse –proceso que suele expresarse por medio del uso de los correspondientes sustantivos: ‘cambio’ y ‘movimiento’-. Dentro de esta multiplicidad de significaciones parece haber, con todo, un núcleo significativo invariable en el vocablo ‘devenir’: es el que destaca el proceso del ser o, si se quiere, el ser como proceso. Por eso es habitual contraponer el devenir al ser en un sentido análogo a como en el vocabulario tradicional se contrapuso el in fieri al esse –donde el in fieri expresa, en rigor, el hecho de estar haciéndose” (Ferrater Mora, 1971, p. 783).

Entendemos que la esencia de la labor psicoanalítica es elaborar ese devenir de la vida humana. Si bien algunos autores toman al ser en relación con la consistencia, con la idea de encontrar la verdad absoluta, es necesario plantear que entendemos al psicoanálisis como un tránsito por ese devenir que es ir haciéndose. El psiquismo va transformándose, y por esta razón la labor terapéutica no se ocupa del ser sino del ir siendo. Lo auténtico del mensaje de la psicoterapia, entonces, es ese ir siendo, y no la aspiración a un ser.

¿Cómo puede transmitirse el devenir como esencia de una ficción televisiva que aborde en su trama la complejidad de una psicoterapia? ¿Se puede lograr esto desde lo audiovisual? La pregnancia de la imagen en los tiempos actuales, que puede percibirse desde la educación más temprana, nos conduce no sólo a preguntarnos por su utilización para la transmisión de los contenidos sino también acerca de las maneras en que estas imágenes son utilizadas.

Una historia sencilla, que sólo manifieste la cotidianeidad de nuestro pasar por el mundo, no sería suficientemente atractiva a menos que pueda tocar aquellos afectos verdaderos que nos mueven.

Por otra parte, si los tratamientos de los pacientes no deben verse como “casos cerrados”, en relación al ser, y a un supuesto lugar u objetivo al cual llegar a través del tratamiento psicoterapéutico, ¿cómo pueden estas series televisivas evitar mostrar una verdad, una esencia del ser, al que se aspire a llegar por medio de una psicoterapia?

El desafío de las ficciones televisivas en las que se aborda el espacio psicoterapéutico va en esta línea: poder mostrar la autenticidad del devenir terapéutico y no convertirlo en una falacia. Para ello, es necesario que no sólo los contenidos sean auténticos, sino sus dispositivos, o lo que profesionalmente llamamos encuadre.

En el análisis que realizaremos a continuación, haremos especial foco en el recorrido de estas ficciones televisivas en relación al interjuego entre lo auténtico y la falacia, dentro de encuadres que se despliegan en diferentes culturas. ¿Cómo se puede preservar la autenticidad de la relación analítica en una serie televisiva? ¿Cuáles son las características de Be Tipul y la adaptación a la norteamericana y argentina en las cuales podemos vislumbrar ambos aspectos?

La psicoterapia en el cine y las series televisivas

Los medios cinematográficos y televisivos han abordado el espacio terapéutico y la figura del psicoterapeuta al menos un centenar de ocasiones. Desde Secretos de un alma (Geheimnisse einer Seele, Pabst, 1926), el primer film en el que aparece en pantalla la figura de un psicoanalista, hasta Un método peligroso (A Dangerous Method, Cronenberg, 2011), han pasado por la pantalla del cine numerosos analistas, algunos de los cuales han devenido célebres, al menos como para merecer escritos y hasta estudios especializados (Michel Fariña et al., 2011).

Son muy pocas las ocasiones en las que el cine y la televisión se han impuesto como meta transmitir en forma profunda y auténtica la labor psicoterapéutica.

En el ámbito televisivo, diversos programas llegan a un público masivo que sigue cotidianamente las historias narradas, ya sea con una frecuencia semanal, como en el caso de los unitarios o series televisivas, o diaria, como en las telenovelas.

Actualmente, se calcula que en el mundo cerca de dos mil millones de espectadores ven telenovelas diariamente.

Si bien el análisis de la función de las telenovelas y las series televisivas como expresión y como modelador de la cultura forma parte de una temática importante y sumamente relevante, entendemos que esto excede los alcances del presente trabajo. Sin embargo, no queremos dejar de mencionar que en gran medida, esta cifra manifiesta que la distorsión que estos programas de televisión representan o producen con respecto a la vida cotidiana, es inherente a la cultura a la que pertenecen y a la que van dirigidas.

Esto nos lleva a pensar en una de las contradicciones que presenta este análisis: la autenticidad de lo distorsionado. ¿Puede la distorsión que presenta la televisión, ser al mismo tiempo auténtica? La cantidad de espectadores y el éxito que presentan algunas telenovelas o series televisivas, nos conducen a constatar las dificultades que supone detener o mitigar tal fenómeno distorsivo.

Son varios los intentos televisivos que no incurren en la distorsión ni en la falacia, y que han tenido un gran rating y que se enfrentan con la problemática de la existencia humana, el sufrimiento, y las diversas modalidades de abordarlos. Algunas de las series televisivas internacionales más recordadas son La Ley y el orden (1990-), Six Feet Under (2001-2005), Dr. House (2004-2012), Lost (2004-2010), Dexter (2006-2012).

En el ámbito local, la telenovela Montecristo (2006) y los unitarios Vulnerables (1999), Culpables (2001), Locas de amor (2004), y Trátame bien (2009), han sido exitosos productos televisivos que pudieron transmitir un mensaje diferente.

Be Tipul, In Treatment, En Terapia

En 1999, el unitario argentino Vulnerables representó un evento internacional, e incluso se cree que pudo haber inspirado el desarrollo de la serie israelí Be Tipul.

La trama de Vulnerables incluía situaciones humanas dentro de una terapia de grupo. La serie tuvo gran popularidad y además fue uno de los primero intentos de llevar la problemática humana a la pantalla, en medio de un marco terapéutico grupal. Los capítulos se centraban en la problemática específica de cada uno de los integrantes, sin pretender ahondar en la esencia de la labor terapéutica. Por lo tanto la terapia era vista sólo como un encuadre, un marco de respeto, de escucha, de acompañamiento adecuado, ante las problemáticas de los pacientes.

Be Tipul (2005), la exitosa serie israelí creada por Hagai Levi, cuyo título puede traducirse literalmente como “En terapia”, tiene el foco centrado íntegramente en la psicoterapia. Contrariamente a lo sucedido en Vulnerables, pretende llevar a la pantalla la esencia de la labor psicoterapéutica individual. El hilo conductor y el foco central de la serie no son las historias de sus personajes sino la esencia de la acción terapéutica, del mismo modo que se transmite la actividad de los detectives policiales en La Ley y el Orden, o los médicos en Dr. House.

En Be Tipul se incluye mayoritariamente el devenir de los procesos psicoterapéuticos de los pacientes que acuden al consultorio de Reuven Dagan. Semana a semana, podemos seguir las sesiones de una joven que manifiesta su amor por el psicoterapeuta luego de un año de tratamiento, un piloto del ejército israelí, una adolescente, una pareja en crisis y el último día, el propio Reuven Dagan consultando en un espacio de supervisión. En los distintos episodios de la serie se desarrollan además algunas escenas de la vida privada del terapeuta, y se observa el interjuego entre la actividad terapéutica y la trama personal.

La cámara sigue a los actores mayoritariamente con planos cortos, con secuencias largas, en los que pueden percibirse los gestos y las acciones con naturalidad. Los capítulos tienen una duración de 30 minutos y la sesión de psicoterapia se da en tiempo real.

Las adaptaciones norteamericana y argentina de Be Tipul mantienen estas indicaciones técnicas y además las coordenadas del guión, entre ellas, la elección de los personajes y el esquema de los días en que atiende a los pacientes, reservando el último para supervisión.

En primer lugar, la exitosa serie israelí fue adaptada en los Estados Unidos por la productora HBO y con la dirección de Rodrigo García, bajo el nombre de In Treatment (2008-2010). Por primera vez una serie israelí era comprada por una productora estadounidense. Las dos primeras temporadas fueron hechas adaptando los guiones de Be Tipul, y la tercera temporada tuvo un guión independiente.

En Argentina, la serie En terapia fue estrenada en 2012 en el canal de aire de la televisión pública, siguiendo los guiones de Be Tipul como su antecesora estadounidense.

Tomaremos estas tres series (Be Tipul, In Treatment, En Terapia) para el presente trabajo, ya que encontramos diferencias en las adaptaciones del guión y otros detalles de la presentación de la serie que resultan muy interesantes para interrogar las variaciones teóricas y culturales.

Las diferencias entre las tres series televisivas se dan no sólo en las adaptaciones del guión sino también en la elección del protagonista. En Be Tipul, el terapeuta tiene un estilo informal. El actor elegido tiene un aspecto bonachón.

En In Treatment, la elección de Gabriel Byrne para el papel del terapeuta, que es un consagrado galán maduro de films norteamericanos, nos hace pensar en un estilo del terapeuta más serio y a la vez seductor, cuestión que se ve llevada un poco más allá en el caso de En Terapia y la interpretación de Diego Peretti, quien posee un carisma propio y ya había encarnado el rol de un profesional de la salud mental en Locas de amor (2004), cuando se dio a conocer que él mismo es psiquiatra de profesión.

El consultorio en que está ambientada la serie también presenta diferencias, aunque en los tres casos se trata de una habitación que se ubica en la casa del terapeuta, por lo cual muchas veces se escuchan ruidos de la vivienda familiar durante las sesiones, o bien se presentan escenas de la relación del terapeuta con su familia en el momento previo o posterior a las sesiones. Mientras que en Be Tipul el consultorio es una habitación sencilla con las ventanas abiertas, a través de las cuales tanto el analista como el paciente pueden verse una vez finalizada la sesión, en In Treatment se muestra un interesante diseño arquitectónico que permite diferenciar las puertas de entrada y salida del consultorio. En efecto, los pacientes ingresan por la puerta delantera, donde hay un pequeño sillón de jardín para aguardar, y se retiran por otra puerta que los lleva directamente al pasillo del patio para salir del terreno, por lo cual si los pacientes llegan antes de que se retire el anterior, no se cruzan en ningún momento. Este detalle de la confidencialidad no es un detalle menor ya que nos indica cómo se construye la escena de la psicoterapia teniendo en cuenta todos los aspectos. En la versión argentina, En Terapia, el consultorio está hecho directamente en imitación con el norteamericano, pero se le suman una distinta disposición de los muebles y el protagonismo del sillón de terciopelo rojo, que en contraposición con el sobrio consultorio israelí de Be Tipul, nos hace pensar si refleja auténticamente cómo son los consultorios en Buenos Aires.

La disposición de los muebles en el consultorio conlleva a tener en cuenta la distancia que separa a los pacientes del terapeuta en cada uno de los consultorios. En Be Tipul, los pacientes se sientan a menos de un metro del terapeuta, se inclinan hacia adelante en el sillón, lo miran a los ojos. La mesa donde se encuentra la jarra con agua y el vaso para que los pacientes está ubicada al costado, en lugar de enfrente como en In Treatment y En Terapia (es decir, entre el sillón del paciente y el del terapeuta), lo cual permite que la proximidad entre paciente y terapeuta parezca mayor. Evidentemente, los contextos culturales determinan las distancias aceptadas socialmente entre personas conocidas que mantienen una relación profesional.

La apertura del programa también presenta una interesante diferencia. En Be Tipul la presentación de los nombres de los actores y miembros de la producción están en medio de figuras de tinta análogas al test de Rorschach, un test psicológico proyectivo que se utiliza para evaluar la personalidad. Estas figuras o formas no son definidas claramente sino que sirven para evaluar la proyección que los sujetos hacen de ellas, y verlas en la presentación de los episodios nos pone en contacto con los propios significados que se construyen en un espacio terapéutico, con la diversidad de miradas y experiencias.

En la presentación de In Treatment también figuran los nombres de los actores y miembros de la producción, con la misma música que en Be Tipul, pero con un fondo ambientado con ondas de color azul, semejantes al fluir del agua. Este elemento también está presente en los adornos del consultorio del Dr. Paul Weston: barcos, un vidrio con agua similar a la imagen de la presentación, etc. Esta simbolización a través del agua nos lleva a pensar en el fluir, el devenir de la vida humana en la labor psicoterapéutica, ese ir siendo que mencionábamos en la Introducción del presente escrito.

En el caso de En Terapia, se ha cambiado la música de apertura y sólo figuran los nombres de los actores sobre un fondo negro, que parece gastado, y el sillón de terciopelo rojo de la escenografía del consultorio. La importancia que se le da a este mobiliario, similar al diván, se puede apreciar no sólo en la apertura sino en toda la gráfica que promociona la serie. Pareciera ser que es un elemento del encuadre que determina de qué tipo de psicoterapia se trata la serie, desde un elemento externo al desarrollo del tratamiento, ya que este no es fácil de determinarse por las intervenciones del psicoterapeuta.
La música incidental también es un elemento que es utilizado sobre todo en Be Tipul y en En Terapia. Si bien la mayor parte de los diálogos no tienen música ambiental, en determinadas ocasiones, para acrecentar el suspenso o la acción dramática, se escucha una música distinta a la de la apertura, que se percibe como intrusiva, porque la acción dramática ya de por sí es potente. Invade así el espacio analítico con un criterio estrictamente televisivo donde la música viene a suplementar el clima que trasuntan las palabras.

Yadin, Alex, Gastón

Tomemos puntualmente ahora como referencia una de las adaptaciones de los personajes de las series, que es paradigmática a la hora de investigar las consecuencias de las modificaciones del guión.

En Be Tipul, la problemática que trae el paciente de los días martes está muy próxima a la del terapeuta. Yadin es un soldado israelí que acude a Reuven Dagan por primera vez en el segundo episodio de la primera temporada, y tiene lugar el siguiente diálogo a los pocos minutos de comenzada la entrevista:

Yadin: -Veamos. ¿Me reconoce? Déjeme ayudarlo... “El piloto de la Tonelada”, ¿le dice algo?

Reuven: - ¿“Tonelada”? No.

Yadin: -Inténtelo. Fue hace poco tiempo. Seis semanas. Ramallah. Una bomba que pesaba una tonelada. 12 niños muertos. Una persona buscada herida levemente. CNN, crimen de guerra. ¿El comandante que duerme bien a la noche? ¿Recuerda?

Reuven: - Si, si. Creo que lo recuerdo.

Yadin:- Bueno, ese soy yo. “El piloto de la Tonelada”. ¿No usa demasiado Internet, verdad? Como sea. Alguien en la Fuerza me quiere mucho, porque la semana pasada una foto mía llegó a la página web de un grupo de anarquistas holandeses (…) Así que es posible que mientras estoy sentado aquí, billones de árabes estén bajando mi foto como su fondo de pantalla. Ridículo, ¿no?

Es importante mencionar que tanto el paciente como el analista comparten una situación común que puede pasar desapercibida si se desconoce el contexto cultural. En Israel, los terapeutas son parte del ejército dado que toda la población tiene que prestar sus servicios obligatoriamente. Los psicoterapeutas pueden integrarse al Ejército mismo o bien desempeñarse fuera de él, en el consultorio, dedicando tiempo de trabajo en su rol de reserva activa. Los códigos compartidos por una misma comunidad y el hecho de compartir las vivencias de un país en guerra, hacen que ambos transiten un trasfondo común que permanece en el tiempo, que actúa como una variable contextual.

Esta variable contextual compartida entre paciente y terapeuta nos enfrenta con el problema de la neutralidad. La interrogación de determinados puntos de inconsistencia en relación al accionar del terapeuta puede ir en esta línea. El psicoterapeuta puede verse convocado desde su doble rol: como combatiente, parte del ejército, y como terapeuta. El hecho de compartir la institución militar con el paciente, en un país en guerra, no es un detalle menor. ¿El analista comparte el sistema de creencias con el paciente? ¿Qué hacer si no lo comparte? ¿A quién acudir si es necesario suspender el secreto profesional con la justificación del potencial daño para sí mismo y para terceros?

La adaptación de Estados Unidos, In Treatment, se separa un poco de los códigos comunes entre paciente y terapeuta, ya que el paciente en cuestión, Alex, es un piloto de la Marina norteamericana, mientras que Paul forma parte de la población civil.

En su primera entrevista, Alex se presenta ante el terapeuta Paul Weston como “el asesino de Madrasa” y tiene lugar el siguiente diálogo:

Alex:- No fue hace mucho tiempo. Un avión de la Marina estadounidense atacó un blanco en las afueras de Bagdad. Inteligencia Naval identificó la estructura como un refugio de insurgentes, un búnker. Resulta que es una Madrasa. Déjeme explicarle lo que es eso. Es una escuela religiosa islámica. Niños, como abejas en un panal, estudiando el Corán. 16 de ellos murieron. ¿Le suena?

Paul:- Sí, lo recuerdo, sí.

Alex:-Ese soy yo. Yo volé esa misión. El Asesino de Madrasa. ¿Ud. ve internet? Bueno, de algún modo... bueno, no fue realmente de algún modo. Llamemos a las cosas por su nombre. Una filtración, probablemente otra metida de pata de inteligencia. Como sea, me identificaron... como el piloto en esa misión. Y mi foto fue puesta en websites fundamentalistas. Y no hablo de Al-Jazeera. Hablo de websites que están pidiendo mi cabeza en una bandeja. Ofreciendo el paraíso y 40 vírgenes a cualquiera que me rebane el cuello de oreja a oreja. Mire... [Le muestra una foto en el celular] Aquí estoy. No es una foto reciente. (…) Mire. Entonces, mientras me siento aquí a hablar con usted... un millón de fanáticos está descargando mi retrato e imprimiéndolo como blanco para dardos. Hijos de puta tontos.

Se observa claramente cómo el guión intenta adaptarse lo más ajustadamente posible a los parámetros de Be Tipul. Sin embargo, los puntos en común con el terapeuta, y las posibles identificaciones y dilemas que le puedan generar, se alejan en relación a lo planteado por la serie israelí. Al mismo tiempo plantea otros interrogantes de interés: ¿debe el terapeuta hacer una interconsulta o derivación a un psicólogo especializado en temas de la Marina? Y también en este caso, ¿cómo interrogar el secreto profesional acerca de lo que se converse en sesión, teniendo en cuenta que Alex revelará información confidencial de los procedimientos de la Marina? (Montesano y Michel Fariña, 2011)

En el caso de la versión argentina, En Terapia, los guionistas han enfrentado un desafío para poder hacer la adaptación del guión. Todo indicaba que para mostrar los dilemas del psicoterapeuta en un caso que involucrara al Ejército, tendría que ser en relación a un militar que haya participado en la represión durante la última dictadura militar argentina, pero los años transcurridos hacía incongruente tal guión.

Eligieron pues a un policía experto en explosivos, teniendo lugar el siguiente diálogo para la primera entrevista de Gastón con el terapeuta Guillermo Montes:

Gastón:- ¿Me reconoce? Le doy una pista. Operativo Hermandad, ¿le suena?

Guillermo:- No.

Gastón:- Fue hace un par de meses aproximadamente. Un operativo contra el narcotráfico en la Triple Frontera. Un policía experto en explosivos que hace volar un depósito. Varias familias muertas. Un narco que hace un identikit, un narco preso. Los noticieros hablando del experto en explosivos que duerme bien de noche. ¿Le dice algo?

Guillermo:- Sí, ahora que me lo dice, creo que algo me acuerdo.

Gastón:- Bueno, soy yo. El policía experto en explosivos. Es más, en este momento, ese identikit está cargado en la web. El narco lo subió. Es probable que cuando estamos hablando, los sicarios de los narcos me estén buscando.

Autenticidad, falacia, ficción

Para una mejor comprensión del modo en que percibimos la esencia de la serie Be Tipul y sus adaptaciones norteamericana y argentina, debemos recurrir a diferentes conceptos.

En primer lugar, se hace necesario determinar a qué llamamos autenticidad:

“Se dice de algo que es auténtico cuando se establece sin lugar a dudas su identidad, es decir, cuando se establece de modo definitivo que es cierta y positivamente lo que se supone ser” (Ferrater Mora, 1971, p. 253, los resaltados son nuestros).

Esto puede ser analizado en dos aspectos. En primer lugar, en relación a la autenticidad que plantea el espacio analítico, en el cual se espera que el sujeto pueda arribar a una relación más auténtica con su deseo; y en segundo lugar, en relación a la problemática de la difusión del psicoanálisis o de las psicoterapias en la pantalla a través de series televisivas o telenovelas. Efectivamente, podríamos considerar que las telenovelas o series televisivas son auténticas porque no son la existencia humana misma, pero la reflejan en algunos de sus modos.

Si partimos del irse haciendo de Heidegger, como un modo de ser, podremos ver que la transmisión del psicoanálisis no tiene relación con la Verdad, pero sí con lo verdadero. No se trata de arribar a un estatuto ontológico del ser. El psicoanálisis es siendo: no es una verdad revelada, esencial, ontológica, sino un proceso. En este artículo nos cuestionamos en qué medida por medio de la ficción televisiva se puede transmitir el proceso del devenir en forma auténtica, es decir, en articulación con lo verdadero.

Esta autenticidad debe ser vista en oposición a la falacia. La versión ridiculizada del psicoanálisis o de algunos psicoanalistas en la filmografía de Hollywood, nos lleva a pensar que toman argumentos falsos para demostrar distintos puntos de vista acerca de la utilidad de la disciplina, centrándose en elementos ajenos.

Por otra parte, muchas veces los psicoanalistas son reticentes a la difusión de su práctica en ámbitos televisivos y en ficciones cinematográficas. No cabe duda alguna de que la intimidad, lo propio y lo singular son cualidades inherentes al psicoanálisis: podría decirse que son sus pilares. Es indudable también que el psicoanálisis transita por lo vivenciado en ese especial proceso o situación, y que hay algo que no puede ser transmitido con palabras para describir tal proceso.

Sin embargo, esto puede ser visto como un tipo de experiencia mística, oculta, inabordable, y este peligro se acrecienta con la concepción de que sólo los psicoanalistas pueden comprender al psicoanálisis. Justamente, el abrir las ventanas del mundo psicoanalítico y de las psicoterapias al público en general es una manera de poder enfrentarse ante la crítica y la evaluación de su existencia, con modalidades que no le son propios. De esta manera, la transmisión televisiva ayudaría a no permanecer en círculos conceptuales cerrados que muchas veces arriesgan un aislamiento respecto de la realidad cotidiana.

Por estas razones, es de suma importancia que el mensaje que se difunda a través de los medios televisivos sea transmitido en forma auténtica, preservándonos de la falacia, entendiendo que se pone en juego la transmisión de conceptos que pertenecen a dimensiones que no pueden ser captadas por la simple mirada o la lógica del lenguaje cotidiano.

Si consideramos a la falacia y a la autenticidad como dos puntos de un mismo continuo, podríamos pensar a la ficción en tanto modeladora de la esencia de lo auténtico, ante el riesgo de una distorsión falaz.

La representación ficcional, entonces, puede pensarse tanto en relación a la imagen o al argumento televisivo que representa una acción dramática, como a la ficcionalización de casos clínicos para su difusión.

¿Cómo puede una ficción aspirar al mayor nivel de autenticidad posible? ¿Y en qué medida la ficción representa lo auténtico? Para poder responder estas preguntas, es necesario tener en cuenta que la verdad tiene estructura de ficción (Lacan, 1988). Esta afirmación de Lacan, sin dudas una de las más difundidas en el ámbito psicoanalítico, se refiere a la verdad como efecto del lenguaje, es decir, saliendo de la adecuación o no a una supuesta realidad.

La (in)autenticidad en las adaptaciones de Be Tipul

Como pudo leerse en el detalle de los diálogos del segundo capítulo de la primera temporada de Be Tipul, In Treatment y En Terapia, las modificaciones del guión tienen consecuencias en relación a la autenticidad de llevar el tratamiento psicoterapéutico a la pantalla.

En la adaptación argentina se pierde la esencia de lo que se quiso transmitir en Be Tipul, acerca del conflicto que atraviesa un terapeuta cuando debe sostener la subjetividad, lo propio del individuo, y a la vez lidiar con la tensión de los valores de la sociedad en la cual ambos están inmersos. Efectivamente, se pierde algo de riqueza en el dilema que se le plantea al terapeuta. El caso del policía experto en explosivos que realiza un operativo contra el narcotráfico no expone al terapeuta al mismo conflicto que el de la serie israelí. En la versión local, el ámbito no es compartido ya que no sólo el terapeuta no pertenece a la misma institución militar, sino que además el país no se encuentra en guerra, como en el caso de Estados Unidos e Israel. Los posibles dilemas éticos en relación al secreto profesional de las actividades del policía experto en explosivos no tienen la misma fuerza que en el caso planteado en Be Tipul.

Así pues, notamos cómo la serie israelí mantiene la atención en la situación que vive tanto el analista como el paciente, dentro de los límites de la ficción. Se pone el acento en la problemática existencial del paciente y justamente ésa es una de las cuestiones más atractivas de la serie: poder ver qué le pasa a la persona, cómo elabora lo vivido y de qué manera esto tiene que ver con la subjetividad del terapeuta.

Si la esencia de la labor terapéutica es ir en busca de lo propio, verdadero y auténtico, en que el placer y el sufrimiento son condiciones inherentes al existir, ¿en qué medida estas series televisivas son consecuentes con esta perspectiva? ¿Hasta qué punto ese movimiento que se propone presentar la esencia de lo propio y subjetivo puede ser llevado a la ficción?

Y más aún, ¿cómo podríamos evaluar tal autenticidad? En primer lugar, analizando si la serie televisiva acompaña la esencia del psicoanálisis. Si el encuadre se ve distorsionado, esto resulta contradictorio con el quehacer analítico; y si el centro de atención se desplaza a la vida privada del terapeuta, también el proceso terapéutico se ve alterado.

En el caso de Be Tipul y su adaptación norteamericana y argentina, notamos que la serie televisiva es más auténtica en la medida en que cumple una doble función, sostener el encuadre propio de la realidad sociocultural en la que se inscribe, como así también centrarse en la esencia del devenir humano, es decir, el deseo del paciente. Esto es relativamente independiente de la potencia de la acción dramática, y no depende de ella .

Conclusiones y propuestas

En la actualidad, enfrentamos el desafío de una era marcada por la velocidad, el mundo cibernético y los medios de comunicación masivos. Esta velocidad alcanza también la difusión de filmes, series televisivas, y otros fenómenos audiovisuales, a los que se accede de manera vertiginosa a través de las redes computacionales. Se ha abierto un canal de información y transmisión de mensajes que ha superado las fronteras idiomáticas, culturales y de pequeños grupos. Ello trae aparejado una tendencia al voyerismo y a la distorsión, con todos los peligros que ello implica.

Ahora bien, ¿qué significa traer a la pantalla la esencia de la psicoterapia y del psicoanálisis? ¿Cuáles son las problemáticas que se ponen en cuestión al llevar la verdadera intimidad al gran público (y no la pseudo intimidad de programas como Gran Hermano)? ¿Cómo se puede transmitir con rigurosidad el accionar en una profesión en la que las intervenciones constituyen su riqueza conceptual y teórica, donde todo sucede allí y con la singularidad de un paciente? ¿Cómo estar seguros de que no se distorsione la esencia de la labor analítica?

Con el objetivo de contrarrestar los posibles procesos distorsivos, podemos plantearnos el problema desde el marco psicoanalítico e incluso desde campos disciplinares como la Bioética o la Ecobioética. Éste es uno de los desafíos que se plantean a estas disciplinas cuando deben salir de los ámbitos puramente académicos y asistenciales para tomar contacto directo con la población y sus problemáticas contemporáneas. El trabajo a través de los medios de comunicación opera no sólo como una instancia de supervisión, sino como un factor de modelación.

Preservar la autenticidad de la relación analítica, enfocando los puntos conflictivos de las adaptaciones de la serie, evitando sancionar lo que es correcto y lo que no, nos permite preguntarnos qué efectos podría tener con los pacientes y las personas que, quizá por primera vez, ven reflejado en una pantalla el devenir de un espacio psicoterapéutico. Las propuestas alternativas que pueden plantearse desde la inclusión de cada una de las distintas disciplinas que integran la Bioética y la Ecobioética, pueden hacerse en relación a situaciones relativas al devenir, al acaecer o al acontecer humano. Se resguardan así los valores y principios de la práctica analítica, transmitiendo la autenticidad de la labor, y teniendo en cuenta el horizonte de nuestra práctica frente a una audiencia cada vez mayor.

Referencias

Badiou, A. (1999) El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial.

Ferrater Mora, J. (1971) Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Sudamericana.

Gutiérrez, C.E.F. y Montesano, H. (2008). “Farsa y Ficción. Usurpación y paternidad en la constitución subjetiva”, en Aesthethika, Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 4, N°1, Junio de 2008, pp 5-10.

Heidegger, M. (2003) Ser y Tiempo. Madrid: Editorial Trotta.

Lacan, J.: (1988) Seminario 7. La ética del psicoanálisis (1959-1960). Buenos Aires: Ediciones Paidós.

Michel Fariña, J.J. (2011). “El analista en el cine. De Pavel Pavlov a Viggo Mortensen: 85 años de terapeutas en escena”, en Aesthethika, Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 7, N°1, Septiembre de 2011, pp 1-7.

Montesano, H. y Michel Fariña, J.J. (2011) Cuestiones ético-clínicas en series televisivas. Dr. House, In treatment, Los Soprano, Grey’s Anatomy. Buenos Aires: Dynamo.



NOTAS