Introducción Camagüey, ciudad situada en el centro-este de Cuba, es la capital de la provincia homónima. Durante décadas una buena parte de su población ha sido amante del séptimo arte; tanto es así que en ocasión de celebrarse el 500 Aniversario de la fundación de la otrora denominada Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, el 4 de febrero de 2014 fue inaugurado el Paseo Temático La Calle de los Cines (ENDAC Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano) en una céntrica y transitada vía donde entre otras instalaciones, se ubican cines y salas de video, y hoy está convertida en un simbólico y funcional paseo cinematográfico donde los diversos establecimientos ostentan nombres e imágenes de conocidas películas. Más tarde, el 27 de octubre de 2016 se inauguró el Proyecto de Fomento de la Cultura Audiovisual “El Callejón de los Milagros” (ENDAC Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano) para contribuir a la informatización de la gestión cultural vinculada al consumo audiovisual, y propiciar al público mayores beneficios en el uso de las tecnologías mediante el aprendizaje creativo. La ciudad camagüeyana es también la sede del Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica, importante evento que convoca a críticos, investigadores y creadores cinematográficos de todo el país y sesiona con periodicidad anual desde hace ya treinta años. A todo lo anterior se suma que en la ciudad se celebra el Festival Internacional de Video Arte de Camagüey. Como parte de las alianzas estratégicas fomentadas por el mencionado Proyecto, en 2018 fue creado PSICOCINE, un espacio caracterizado que se concibió para promover la salud mental de la comunidad citadina a través del séptimo arte, con sesiones mensuales en horario matutino. El presente artículo tiene como objetivo dar a conocer los antecedentes que dieron lugar al surgimiento de dicho espacio, y describir las peculiaridades que lo distinguen. Desarrollo El cine y la docencia médica El cine y lo psíquico tuvieron tempranas coincidencias. En 1895, año en que Freud y Breuer publicaron Estudios sobre la histeria, primera presentación de la terapia psicoanalítica, fue cuando los hermanos Lumière exhibieron por vez primera el cinematógrafo al público parisino (Zimmerman, 2000; Laso, 2008; Tresze-Zansky, 2014; citados por Michel Fariña y Tomás Maier, 2016). El cine no tardó en ser aquilatado por sus valores artísticos, de modo que en la segunda década del siglo XX Ricciotto Canudo, poeta y escritor francés nacido en Italia, lo denominó séptimo arte (Sánchez Torres et al., 2019), sumándolo así a la pintura, música, danza, escultura, literatura y arquitectura. El empleo de medios audiovisuales como importante apoyo en los distintos niveles de enseñanza ha sido una práctica usual, pero el primer reporte publicado sobre el uso del cine en la educación médica data de 1979, cuando Fritz y Poe describieron el uso de películas en la docencia, precisamente dirigida a la residencia de Psiquiatría. (Darbyshire y Baker, 2012; Baños y Bosch, 2015) A partir de entonces han continuado las referencias a su utilización en diferentes escenarios médicos de pre y posgrado, las que se han visto incrementadas en los últimos tiempos. A ello ha contribuido grandemente la reciente integración de nuevas tecnologías, tales como los sistemas de grabación digital, la elaboración y trasmisión por medios electrónicos, el uso de las fibras ópticas, etc., que hoy amplían la gama de posibilidades (Lavado Landeo, 2020), y es que las tecnologías de la información y las comunicaciones tienen un papel fundamental en el desarrollo de las capacidades de aprendizaje de profesores y estudiantes, particularmente como medios de enseñanza en la formación médica (Amador Morán y Labrada Despaigne, 2020). Varios autores han resaltado la importancia de la práctica médica de observación y escucha de los pacientes comparándola con el cine, que usa sonido y visualidad para interactuar con cada uno. Además, la posibilidad de un filme de atrapar a los educandos en su discusión puede formar parte del proceso de aprendizaje activo (Darbyshire y Baker, 2012; De Clercq et al., 2020), lo que es igual a relacionarlo con las herramientas disponibles para resolver determinado problema, aspecto que se basa en la construcción de conocimiento y no en su trasmisión y reproducción pasivas (Orefice, 2020). De esta manera, para un médico en formación la experiencia de ver determinadas películas puede equipararse a la auténtica interacción con un paciente real. Por otra parte, está probado que los estudiantes comprenden y recuerdan muy bien asuntos vinculados con una respuesta afectiva; de hecho, las emociones involucradas juegan relevantes acciones definitorias en el desarrollo de actitudes, conductas y aprendizaje a largo plazo (Shrivastava y Shrivastava, 2022). Al respecto, el cine representa una herramienta idónea. Se ha descrito que la educación basada en las artes enriquece el aprendizaje por características que las hacen únicas, tales como su poder representacional (ej. no se centran en reflejar la realidad, sino que muestran aspectos de ella), subjetividad (ej. son abiertas a interpretaciones), ambigüedad (ej. sugieren incertidumbres al no tener un significado único o bien definido), y universalidad (ej. trascienden las barreras idiomáticas y culturales) (Haidet et al, 2016). Todo ello es aplicable al cine y la docencia. Por otra parte, el séptimo arte como ningún otro permite modificar la duración de los fenómenos físicos y biológicos: en alrededor de un par de horas, es posible ver cómo nace, crece, envejece y muere un personaje, o presenciar el curso y evolución de una persona alcohólica o esquizofrénica. Este apoyo a la docencia posibilita mayor comprensión sobre determinados asuntos a la vez que lo refuerzan, lo hacen atractivos y de mayor interés para los educandos, quienes son partícipes de eventos y situaciones pasadas y presentes que de otra manera hubieran quedado fuera de sus reales posibilidades. A la vez, aspectos éticos inherentes a la profesión y a las relaciones interpersonales pueden ser dimensionados de manera visible y coherente. Ya no resulta imprescindible la sala de cine para el disfrute de un filme, y tanto se ha facilitado su acceso que lo que antes fuera exclusivo privilegio del recinto cinematográfico, ahora puede ser experimentado desde el hogar y también en los diferentes escenarios docentes. El cine y mi vocación Fui un amante del cine desde temprana edad, y más de una vez he reconocido que mi interés por la Psiquiatría se vio fomentado por cintas centradas en el trastorno mental y los conflictos psicológicos. Mientras amigos y compañeros de preuniversitario preferían otros géneros cinematográficos, en mi caso Las Tres Caras de Eva (The three faces of Eve, 1957), Días de Vino y Rosas (Days of wine and roses, 1962), Freud Pasiones Secretas (Freud, 1962), David y Lisa (David and Lisa, 1962), Diario de una esquizofrénica (Diario di una shizofrenica, 1968, italiana),o Quien le teme a Virginia Wolf (Who’s Afraid of Virginia Woolf? 1966), incitaron el interés en asuntos que luego perfilarían mi camino desde el punto de vista profesional. Como profesor de esta especialidad, reconozco que la Psiquiatría constituye todo un reto para el estudiante de Medicina, habituado a obtener, a través del examen físico, el interrogatorio y los exámenes complementarios, aproximaciones o conclusiones sindrómicas y diagnósticas, tal y como sucede en la mayor parte de las especialidades médicas. En la nuestra, con excepción de lo incorporado en la asignatura Psicología, el educando debe enfrentarse por vez primera a hacer un examen psiquiátrico y a explorar el trastorno psíquico, lo que implica el aprendizaje e identificación de nuevos síntomas y signos, de desconocidos síndromes y diagnósticos, todo ello en breve tiempo, y solo a través de la observación y la entrevista psiquiátrica, explorando el subjetivismo del paciente a través del suyo propio. Súmese a esto que no todos los que padecen un trastorno mental acceden de buen grado a ser evaluados por estudiantes, y que su cooperación puede ser fluctuante o de abierto rechazo. Todo lo expresado es capaz de dificultar, o incluso predisponer negativamente al estudiante respecto a la asignatura, reconocida por la mayoría de ellos dentro de aquellas denominadas “difíciles”. Dada la significativa cantidad de contenidos a transmitir en un tiempo específico, se hace indispensable buscar alternativas y apelar a la creatividad de los docentes. En mi caso, en las conferencias y demás encuentros, fue común que hiciera referencia a determinadas películas comerciales capaces de ilustrar con seriedad los cuadros clínicos incluidos en el programa docente. Entonces no las tenía en mi poder, pero les sugería las procuraran para consolidar su aprendizaje de forma amena. Así espontáneamente, y en algunos casos luego de haber concluido su paso por la asignatura, los alumnos interesados fueron obteniendo las películas por diferentes vías en formato digital, y luego facilitándolas al profesor. Experiencia personal cine-docencia A partir de 2012, ya con algunas de las películas en mi poder, comencé a utilizarlas para reforzar la docencia en grupos sucesivos de estudiantes de 5to Año, y a la vez aprovechar la experiencia para incrementar la cultura general y el disfrute estético de los pupilos, teniendo en cuenta que los encuentros podían facilitarse y hacerlos más gratos. De esta manera los diversos trastornos mentales contenidos en el programa (esquizofrenia, dependencia de sustancias, trastornos neuróticos y otros), fueron ilustrados a través de películas, una cada semana de acuerdo al tema correspondiente, programándolas inmediatamente después de la conferencia introductoria y previa a la realización del seminario. Las sesiones se llevaron a cabo en la sala de video de la Universidad de Ciencias Médicas, o en el Museo Casa Natal de Finlay de la ciudad. Experiencia sin precedentes en la facultad de Medicina hasta ese momento, las opiniones de los estudiantes al respecto fueron muy satisfactorias, además de facilitar de forma considerable el trabajo del docente y hacerlo más ameno y disfrutable. Esto conllevó a una investigación, cuyos favorables resultados fueron publicados en 2013 (Hernández Figaredo y Peña García, 2013). El uso continuado de la actividad y la consolidación del proceder hicieron posible el diseño de una propuesta metodológica, capaz de ser reproducida por todos aquellos profesores interesados, la que fue publicada ese mismo año (Hernández Figaredo y García Gutiérrez, 2013). La connotación de la misma y su aporte científico fueron reconocidos en su momento, con la obtención de Premio Relevante en el Evento de Base del XVI Fórum de Ciencia y Técnica de la Facultad de Medicina, el Premio Relevante en el Fórum Municipal de Ciencia y Técnica, y el Premio Destacado en el Evento Universidad 2014. El éxito obtenido en pregrado y un mayor dominio del recurso docente me estimularon a incluir la experiencia en la formación de residentes de Psiquiatría y la superación de especialistas jóvenes, psicólogos y demás integrantes de los equipos de salud mental. Para ellos, en años consecutivos impartí cursos provinciales utilizando películas: “Salud Mental y Séptimo Arte”. (Mayo 2013), “Cine y Psiquiatría” (Febrero 2016), y “El lenguaje del cine y su vínculo con la Psicología” (Marzo, 2017). Estas experiencias más abarcadoras, dirigidas a un público amplio y conocedor, dieron lugar a otro artículo que sintetiza lo utilizado y aprendido, el cual se publicó en 2015 (García Gutiérrez y Hernández Figaredo, 2015). Los últimos cursos impartidos, al crecer el número de participantes y ampliarse sus objetivos, obligaron a cambiar la sede, y empezó a utilizarse entonces la Sala de Video Nuevo Mundo de la capital camagüeyana. Allí se me propuso crear un espacio fijo para proyectar películas con un perfil acorde a la especialidad, para que formara parte de las actividades del Proyecto “El Callejón de los Milagros”. Algunas experiencias internacionales Antes de adentrarnos en las características del PSICOCINE camagüeyano, comentaré experiencias llevadas a cabo en otros países, sin olvidar que en Cuba, en la década de los ’80 del pasado siglo, el profesor Acosta Nodal creó el denominado cine debate terapéutico. En su caso, las películas se emplearon como parte del tratamiento de pacientes con trastornos psíquicos. Un evento mensual gratuito creado en 2016, denominado Mental Health Movie Monthly, en la Universidad Robert Gordon, Aberdeen, utilizó películas con vistas a mejorar la comprensión sobre asuntos de salud mental e incrementar la empatía con las personas que sufren trastornos mentales y reducir estigmas. Difiere bastante de mi espacio, pues se dirigió solo a trabajadores y estudiantes de la salud mental. Los debates post proyección fueron facilitados por enfermeras y conferencistas con experiencia clínica y docente (Macpherson y Warrender, 2018). En Malasia, también Ghazali et al. (2021), utilizaron filmes para concientizar a la comunidad sobre la enfermedad mental, y describieron un positivo efecto en los participantes, con mayor conocimiento y comprensión hacia quienes sufren de trastornos psíquicos. De acuerdo a los resultados obtenidos en una investigación acometida por Bali y Verma (2023), se reportó que el cine indio (conocido popularmente como Bollywood) ha ayudado a propiciar un cambio en la percepción de la salud mental en la sociedad. El propósito de los artículos precedentes fue modificar errores en la percepción de la población respecto al trastorno mental, a la par de luchar contra sus estigmas. Aunque dirigido solo a adolescentes, un espacio persiguió igual objetivo que el mío: utilizar el lenguaje cinematográfico para tratar aspectos relacionados con la promoción de la salud. Se desarrolló en Aragón, España, desde 2001 con el título Programa Cine y Salud: por una mirada auténtica, y se describió como herramienta para mejorar la calidad de la educación para la salud que ejecuta el profesorado de la Educación Secundaria Obligatoria. Profundizó en el área emocional y el desarrollo de habilidades personales, y reflejó situaciones de la cotidianidad de los jóvenes para facilitar su reflexión sobre las mismas (Gallego Diéguez y Gurpegui Vidal, 2006, Gurpegui Vidal 2010) También dirigido a adolescentes, Goodwin et al. (2021) hicieron una revisión sobre la utilidad y el potencial de las intervenciones basadas en películas en la educación de la salud mental, y concluyeron con una aseveración que suscribo: el cine emerge como un método educativo promisorio para enriquecer la salud mental y reducir el estigma. En cuanto a textos que aborden el asunto, es indispensable mencionar el de Wedding y Niemiec (2014): Movies and mental Ilness. Using films to understand psychopathology, que como indica su título está conformado con aquellas películas que han reflejado el trastorno mental desde diferentes perspectivas, épocas y países. Tienen mucha razón cuando exponen que las películas se han convertido en una parte integral de nuestra cultura, el espejo en el cual nos vemos reflejados a diario. El impacto social del cine es un fenómeno global, a lo que ha contribuido la extendida popularidad de las películas online, DVD y demás formatos. Otro texto suyo Psicología Positiva en el cine: Utilizar películas para construir fortalezas de carácter y bienestar (Niemec y Wedding, 2008), revisa cerca de 1500 representaciones cinematográficas relacionadas con el triunfo, las virtudes y la influencia positiva. Surge PSICOCINE Como se ha visto, existen espacios dedicados al cine con disímiles objetivos y en diferentes ámbitos, aunque no se ha encontrado referencia a alguno con las características del nuestro. Tras la útil experiencia del cine en la docencia de pre y post grado, la propuesta del Proyecto “El Callejón…” permitió ampliar el diapasón de objetivos, que ya no serían solo docentes, sino dirigidos sobre todo a la comunidad citadina, abriéndolos a la promoción de la salud mental de la población. El espacio estaría auspiciado por el Capítulo Camagüeyano de la Sociedad de Psiquiatría (del cual soy presidente) y el mencionado proyecto. Así surgió PSICOCINE, concebido como actividad caracterizada, un espacio fijo el último viernes de cada mes en horario matutino, y acceso libre a cualquier espectador interesado, con solo abonar el costo de la entrada. En su blog Cine cubano, la pupila insomne, el reconocido crítico y escritor Juan Antonio García Borrero dio a conocer que el 29 de septiembre de 2018 tuvo lugar la primera sesión de PSICOCINE en el Complejo Audiovisual “Nuevo Mundo” de la ciudad. Mes tras mes se ha establecido esta cita de la comunidad con el buen cine, la que solo se vio interrumpida durante la pandemia de COVID-19, y reanudada en enero de 2022. Es válido reconocer que los invaluables aportes del cine a la docencia, y lo expresado en cuanto a su poder representacional, subjetividad, ambigüedad y universalidad desde ese punto de vista, lo es también respecto a experiencias humanas, y que su capacidad para provocar emociones y reflexiones puede ser bien aprovechada por cualquier espectador para ampliar su visión de la vida, ayudar a su madurez emocional, repensar asuntos que consideró tabúes y cambiar perspectivas, apreciar resiliencia o comunicación asertiva en los personajes, y cualquier otra situación de crecimiento personal. Y como sucede en la docencia, aspectos éticos inherentes a personajes, acciones y situaciones pueden aprovecharse y resultar de gran valor para el espectador promedio. Todo esto puede potenciarse cuando la película seleccionada representa los asuntos específicos a recrear, y el conductor del espacio tiene claros los objetivos que pretende conseguir; tal es el caso de las actividades que nos ocupan. ¿Cómo se desarrollan las sesiones? La cinta a proyectar es promocionada por el Centro Provincial de Cine, así como en las redes sociales, de modo que los interesados y el potencial espectador conozca la programación. En la primera parte del encuentro se hace la presentación de la película y su ficha técnica, sus valores desde el punto de vista artístico (dirección, producción, guión, fotografía, edición, actuaciones, etc.), premios obtenidos y otras cuestiones de interés cinematográfico, para luego hacer hincapié en los asuntos que dan valor a la cinta según las intenciones para traerla al espacio: estilos de vida saludables, prevención de trastornos psíquicos, conductas y actitudes de riesgo para la salud mental, factores protectores, relaciones familiares e interpersonales, valores, ética y demás situaciones dignas de ser apreciadas por el gran público. Todo ello es factible pues mientras el lenguaje convencional en ocasiones resulta insuficiente para expresar determinadas emociones, el cine puede patentizarlas de manera intensa, y matizar lo más exquisito y hermético del psiquismo. Así que luego de la proyección, se propone un espontáneo debate entre los presentes, centrado en los aspectos anteriores, y siempre en la búsqueda de un mensaje positivo y optimista, puesto que el cine es un escenario ideal para la educación en valores individuales y de la sociedad. Todos los que utilizan el recurso, insisten, y lo suscribo, que no es suficiente la observación del material expuesto, y que su análisis y discusión resultan elementos clave en la sesión, puesto que un debate inteligente permite profundizar en el asunto. Para ello debe garantizarse un ambiente distendido, pero respetuoso de las diferentes opiniones y aportes, que incite a la participación de la mayor parte de los presentes sin sentirse incómodos o inhibidos. Pudiera parecer una limitación que el éxito de la función dependa del carisma y habilidades comunicativas del conductor, pero lo que la hace más valiosa es el gusto por el cine de este y de los presentes, y la intención al escoger la película, la presentación capaz de guiar hacia los objetivos propuestos y el entusiasmo al hacerlo. Esto facilitará a los espectadores captar aspectos clave, y contribuirá a enriquecer la discusión posterior. No obstante, puesto que la participación es ad libitum, el conductor debe estar presto a nuevos derroteros que se propongan, que pueden ser bien aprovechados, para luego regresar a las intenciones originales. A las sesiones de PSICOCINE accede el público interesado. Cualquier amante del cine puede encontrar en el espacio disfrute estético y aprovechables lecciones de vida. Aunque promuevo el debate y la participación activa, y disfruto escuchando las diferentes opiniones, quienes no piden la palabra no son preguntados directamente. El espacio tiene seguidores habituales mes tras mes, pero todo aquél que desea participar es bienvenido, pues está dirigido a la población general. Una presencia habitual es la del grupo conformado por los pacientes ingresados en hospital de día, el equipo que los atiende, sus familiares, amistades, y los residentes de Psiquiatría que coinciden con su rotación. La programación de películas es bien disímil. Por razones de disponibilidad una buena cantidad es de producción norteamericana, aunque no exclusiva. Se procuran películas que planteen conflictos humanos susceptibles de ser debatidos, dilemas éticos del hombre común, afrontamientos y actitudes a analizar, en fin, cualquier asunto que guiado por el coordinador y sus intenciones, sea de provecho y aprendizaje para el espectador, sobre todo con mensajes inspirativos. De esta manera, se han exhibido cintas comerciales contemporáneas que exploran situaciones límites, su afrontamiento positivo y repercusión, tales como 127 horas (127 hours, 2010), Surfista de Corazón (Soul Surfer, 2011) y Mi pie izquierdo (My left foot, 1989), basadas en personas y situaciones reales; las relaciones familiares: Secretos y Mentiras (Secrets and Lies, 2015), Nader y Simin, una separación (Yodaí-e Nader azSimín 2011), No sin mi hija, (Not without my daughter 1990) o Castillo de Cristal (The Glass Castle 2017), estas dos últimas inspiradas en situaciones y personas reales. También el trastorno psíquico reflejado desde diversos ángulos: Mejor imposible (As Good as it Gets, 1997), Gente como Uno (Ordinary People, 1980), El Príncipe de las Mareas (The Prince of Tides 1991), o Don Juan de Marco, 1994. Además recursos psicoterapéuticos empleados como en Las Sesiones (The Sessions 2012) y El Discurso del Rey (The King’s Speech 2010), y la respuesta positiva de sus respectivos protagonistas, también personajes de la vida real. Y temas diversos como Una vida mejor (A better Life 2011), La vida es bella (La vita è bella 1998), Preciosa (Precious 2009), Plegarias por Bobby (Prayers for Bobby 2009), Una razón para vivir (Breathe 2017), o Un camino a casa (Lion 2016), las tres últimas también centradas en experiencias de la vida real. Aquellos asiduos y otros interesados que por alguna razón no pueden asistir al encuentro del mes, tienen la oportunidad de copiar la película en el mismo centro, así como las que se han exhibido desde el inicio de las sesiones. De paso, es válido comentar que el efecto obtenido de forma presencial, nunca se compara con la visualización del filme en casa sin el debido debate, lo que he constatado según comentarios de varios espectadores. El espacio sirvió también de marco a un curso provincial de post grado de 100 horas de duración: “Psicocine: La salud mental en el 7mo Arte”, en julio de 2019. Una muestra de la positiva repercusión de nuestro espacio a nivel comunitario, es que el Centro Provincial de Cine de la ciudad otorgó un “Reconocimiento a PSICOCINE por brindar bienestar y salud mental desde la magia del séptimo arte”, en enero de 2023. Otro logro importante consistió en que estos resultados presentados a la Delegación Territorial del CITMA (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) en Camagüey con el título: Acciones académicas y socioculturales con el uso del cine para la formación médica y la promoción de salud mental en la comunidad, acaban de obtener en enero de 2024, un reconocimiento a la innovación para el desarrollo local en la categoría Innovación Comunitaria. Conclusiones En apretada síntesis, y tras la revisión de algunos aspectos teóricos relacionados con los inicios del empleo del cine en la docencia, se resume el trabajo de más de una década de actividades que han tenido como eje central el séptimo arte. Primero, su utilización por el autor para facilitar la enseñanza de la Psiquiatría a estudiantes de pregrado, luego la ampliación de la experiencia a residentes, especialistas y miembros de los equipos de salud mental, para concluir con la creación de un espacio comunitario fijo, dirigido al espectador interesado en disfrutar de un buen filme y discutirlo de manera productiva e inteligente. De esta manera, en una actividad amena y entretenida, sin densos discursos, se consigue la promoción de la salud mental de la población local. Como se aprecia, lo que inicialmente fuera concebido como un proyecto universitario intra muros en 2011, desbordó los límites docentes y fue ampliado a favor de la salud de la comunidad camagüeyana desde 2018 hasta la actualidad. No fueron precisos grandes recursos para crear este espacio capaz de propiciar encuentros estimulantes y muy aprovechables para cualquier citadino. Ahí estriba el valor social del proyecto, al conseguirse la aplicación y generalización de los resultados a favor del bienestar de la población, con la satisfacción y el reconocimiento de esta y de las instituciones locales. Volver a recrearse con una buena película en la sala oscura, rodeado de espectadores receptivos que procuran algo más que simple entretenimiento, y de cuya proyección saldrán enriquecidos, es una muy grata experiencia. Eso es PSICOCINE, un espacio que el conductor disfruta tanto o más que los propios espectadores, y que de alguna manera le permite retribuir al cine cuanto le debe, al mostrarle temprano el camino de su verdadera vocación, la psiquiatría. Entonces, la cita es el último viernes de cada mes, a las 9 am en la sala de video Nuevo Mundo de Camagüey. Los esperamos. Acosta Nodal CR. (1989) Cinedebate terapéutico. Rev. Hosp. Psiquiátr. La Habana, oct-dic. 30 (4): 595-610 Amado Morán R, Labrada Despaigne A. (2020) Las tecnologías de la información y las comunicaciones como medios de enseñanza en la formación médica. Archivos del Hospital Universitario General Calixto García. 8(2) pp. 251-266. Recuperado de: http://www.revcalixto.sld.cu/index.php/ahcg/article/view/494 Bali A, Verma MK. (2023) Contribution of Indian cinema in changing the perception of mental health in the society. 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Bibliografía
NOTAS