Les choses humaines
Les choses humaines | Yvan Attal | 2021
Vania Widmer

Universidad de Friburgo, Suiza



Ante todo, quiero señalar que considero muy importante el tema de la película, y agradezco la invitación a reseñarla. En Europa, y seguramente en Argentina, como en el mundo en general, no es fácil abordar el tema género. Cuando un hombre lo trata públicamente se arriesga a ser catalogado como machista.

Me referiré al film de Yvan Attal conocido en español como El acusado pero cuyo título original en francés es Les Choses humaines (“Las cosas humanas”), y a la entrevista realizada a Yvan Attal e incluida en el CD oficial del film. También me he auxiliado para realizar este trabajo de la información que circula sobre la familia Gainsbourg, una conocida familia de artistas cuya vida privada ha tomado estado público.

1. Entrevista de Yvan Attal

Con representantes como Annie Ernaux o Sophie Calle, la revelación de lo íntimo se vuelve para el espectador un exhibicionismo, una intrusión; y el mensaje de universalidad, arriesga devenir una forma de transgresión. Yvan Attal trabaja con su esposa y su hijo en varias películas –podemos decir que la autoficción, género literario donde conviven elementos reales de la vida del autor y elementos ficticios, es relevante en su carrera–. Y si bien no es el caso de esta película, la elección de sus actores siembra una cierta duda. En la entrevista que precede al film, Attal señala que es posible para un actor encarnar un personaje que no le resulte agradable o con el que no esté de acuerdo, y de este modo parece defender su decisión de incorporar a su hijo como actor para el papel de Ben.

Por otra parte, el espectador está convocado cognitiva y emocionalmente. El público puede permanecer como mero espectador y no necesariamente “sentirse partícipe” de una u otra manera en la trama (pienso aquí en Sophie Calle, filmando las últimas horas de vida de su madre y exponiendo la película al público). Es decir, el trabajo de realización no se propone ser intrusivo. En ese sentido, la película es clásica y expone los argumentos en un discurso sostenido en las posturas de los personajes y en las situaciones presentadas. Por lo mismo, el público es menos un “testigo” que un “espectador”.

Esta elección de actores no es nueva en Attal, ni tampoco en los Gainsbourg; para esta familia la vida es una puesta en escena, un espectáculo, y los medios un actor más en sus vidas. Jane Birkin, madre de Charlotte, Serge Gainsbourg, su padre, y Charlotte siempre pusieron en escena sus lazos de familia bajo el signo de lo transgresivo, de la sexualidad, hasta rozar por momentos lo incestuoso.

Charlotte es una artista como tal, pero su carrera está íntimamente ligada a la de sus padres. Yvan Attal tiene un fuerte parecido con Serge Gainsbourg, pero adopta un discurso muy convenido socialmente y no encarna, como su suegro, la transgresión como estilo.

A veces es difícil distinguir si Charlotte actúa o si es ella misma en escena. Es el caso en esta película. En la trama de la historia se la ve como una mujer casi perfecta, autónoma, que abandona a un marido machista. Ahora está en una relación de pareja más equilibrada (?) con un hombre judío que a su vez dejó a su esposa, una mujer también judía y muy tradicional. Claire-Charlotte es capaz de ponerse en el lugar de su hijastra y muestra una gran reflexividad. Durante el proceso judicial de su hijo, da un discurso muy elocuente, analizando la situación y refiriéndose a la elección del rey Salomón.

El personaje representado por el marido de Claire es judío como Attal, quien nació en Tel Aviv y estudió en Paris. O sea, en la trama del film la familia Attal-Gainsbourg se reparte entre víctima y verdugo, pero Charlotte-Claire se sitúa en un punto medio.

Fin de la película y última escena

Attal explica en su entrevista que originalmente y por bastante tiempo la película terminaba un poco antes, sin incluir la escena final. Explica también que ha preferido siempre la versión definitiva.

En la pantalla vemos a la joven Mila ir al encuentro de Ben que la espera cerca del contenedor de basura. En la primera versión, la película habría concluido en el momento en que Ben cierra la puerta del contenedor, es decir, justo antes de la violación. Pero en la versión que el director ha preferido, la escena continúa: vemos al joven salir solo del local e irse. Después se ve a la joven desalineada, la cámara se acerca a su rostro y Mila se pone la mano en la boca, espantada. Así es como termina la película.

Este final es esencial porque cambia el sentido de la historia: el espanto en el rostro de Mila permite comprender su realidad. Si Attal piensa, como dice, que Ben es culpable de violación, esta escena es fundamental. El propósito de la película es cuestionar y confrontar los puntos de vista y, sin esta última imagen, la voz de la víctima no estaría presente.

2. La película

Como dijimos anteriormente, el propósito de Attal radica en desarrollar puntos de vista y confrontarlos durante el proceso. O más que puntos de vista, percepciones –puesto que, a su vez, la víctima puede ser violada y el perpetrador no haberla violado. [1]

Ese proyecto se puede ver en la estructura del film: “Él”, Ben; después “Ella”, Mila, y al final “El proceso” son categorías bastante amplias en las cuales pueden desplegarse argumentaciones muy diversificadas.

El título de la película

El título en francés, “Las cosas humanas”, retoma tal cual el del libro de Karine Tuil publicado por Gallimard. Introduce un contraste entre lo indeterminado de lo plural compartido, “las cosas” y su carácter “humano”. Por ser ambiguo, el título no apunta a algo preciso ni tampoco acusa: reúne a lo humano en torno de sus circunstancias, las “cosas”.

El título en castellano, “El acusado” nos excluye de lo universal, para centrarnos sobre lo particular y lo individual. “Cosa” no define, es suficientemente indeterminado y nos abre a lo cotidiano. “Acusado” es más unívoco, da una dirección y define un propósito: un acusado es una persona precisa (Ben). Implica alguien que acusa y a la justicia, introduciendo lo social. De manera diferente al original francés, la traducción remite de manera directa a un cierto tipo de organización jurídico-social. En la versión francesa este “social” está muy poco definido. La película muestra cómo se organiza lo social, pero a partir de lo “humano”, en este caso el machismo.

Violencias

Una de las primeras escenas de la película comienza mostrando violencias ejercidas por la jerarquía. En este caso, es una mujer aplastando a un hombre que lo humilla, un hombre del cual fue amante. La historia está invertida, el hombre es la víctima. ¿El mensaje? No es el género “hombre” quien comete el abuso, es el poder sobre el otro. Más adelante en la película, también se ve como un policía desprecia a Ben, tuteándolo. [2]

El género y la jerarquía son así estructuras sociales utilizadas por el ser humano, permitiendo que se concreticen “las cosas humanas”.

Cultura familiar

¿Qué muestra la película del funcionamiento de la familia de Ben? Ben llega a Europa, se entiende que hace mucho que no ve a sus padres. Sin embargo, a su llegada sus padres no le dan la bienvenida –solo la empleada lo está esperando–. En Europa, tener una empleada es señal de un muy alto nivel económico. Las clases medias, incluso medias altas, no pueden permitirse el lujo de una empleada como lo muestra la película.

Finalmente, la madre lo llama a Ben –de manera rápida porque aparecerá en un programa de TV 15 minutos más tarde–. Lo llama para que él la mire en la tele y lo invita a cenar después en su casa. Ben no ve a su padre, que no vuelve a dormir a la casa pues está ocupado en seducir a una becaria y en prepararse para una fiesta que se dará en su honor al día siguiente. En la película, hasta el momento del proceso, no hay escenas de padre e hijo juntos.

Así, los padres de Ben están ocupados en ellos mismos, el padre está contento de que el hijo venga a la fiesta en su honor, la madre de que la mire en la tele. Más tarde, durante el proceso, al padre se lo ve sobresaltado, se entiende que temiendo que las filtraciones en la prensa puedan dañar la imagen familiar. Los lazos con el hijo son importantes, pero también son una manera en que estos padres se vanaglorian de sí mismos. Ben expresa su sentimiento de abandono y de soledad.

La madre ve a su hijo cuando viene a cenar a su nueva casa. Lo primero que le dice es “Ah, me olvido, cada vez que te veo, cuánto más lindo estás”. Más tarde, el hijo le contesta “tú también estas linda”. Por fin, hablando de su compañero, la madre dice “me hace feliz”. La diferencia generacional no se nota en esta escena y denota una relación madre-hijo algo incestuosa. La confusión del espectador aumenta, porque realmente se trata de una madre y de su hijo. En el proceso no se ve a una madre protegiendo a su hijo o rechazando sus actos, se ve a una persona analizándose como madre y analizando la situación.

El nuevo departamento de la madre es de clase media. Así se puede entender también la frase “me hace feliz” en términos socioeconómicos: no estoy tan bien en lo económico, pero me siento feliz.

Una cultura familiar dentro de una cultura social

El padre de Ben personifica la cultura machista en la cual se origina la violación. Por ello, la película hace paralelos entre padre e hijo. ¿Cuál es esa cultura? Los hombres son mujeriegos e infieles, las mujeres son objeto de ritos y apuestas machistas; la sexualidad está orientada en el placer del hombre, adoptando la figura de una violación.

Padre e hijo pertenecen sin embargo a generaciones diferentes.

El padre alivia sus necesidades sexuales con la joven becaria. Ella se siente mal. Se va y renuncia a su trabajo. Sin embargo, vuelve hacia él. Ni él ni ella toman en cuenta el malestar interior de la becaria. Cuando queda embarazada, él se casa con ella.

Así, la becaria no presenta una queja, aunque las secuencias de la película dan a entender su malestar. Sin embargo, ella vuelve después de haber renunciado. Esto entra en esa cultura machista que se juega en lo colectivo. La única sorpresa es que, en vez de hacerla abortar, el hombre se casa con ella. Más tarde, como corresponde a esa cultura, él afirma que mataría al hombre que violara a su hija. En la película, el padre nunca reflexiona sobre su propia cultura machista.

No es el caso de los jóvenes. Tanto el amigo de Ben, organizador de la apuesta, como Ben, toman una cierta conciencia de la humillación, quizá de la cultura de la violación a la cual ellos pertenecen. En la película hay dos perfiles para las jóvenes. Una está presentada como tonta –para ella la sexualidad es el horizonte de las relaciones entre hombres y mujeres–. O sea, para quedar virgen para su futuro marido, prodigar mamadas para aliviar a los hombres. Yasmina, la ex novia de Ben, es menos ingenua que la primera, pero participa de esa cultura sin cuestionarla. La sexualidad como alivio del hombre no es un fin en sí pero entra en las relaciones de poder –la sexualidad simula la coerción y la violación–. El poder en las relaciones de trabajo es también un elemento esencial en la pareja –ella fue la superior de Ben y se entiende que el padre de Ben podría haberle propuesto invitarla en su emisión de tele si ella da testimonio en favor de Ben en el proceso–. Puede ser que presentar una queja por acoso y retirarla como lo hizo Yasmina, también podría entrar en ese juego de poder en la pareja. Durante el proceso, la “fantasía entre adultos” está mencionada.

¿Es la vida de ella o la de él la que será arruinada?

La película muestra que Mila empieza a interesarse en Ben cuando él toca el piano. En la fiesta, se la ve aburrida, descolocada frente a lo que está sucediendo. Después, lo sigue a Ben, sin coerción física y va voluntariamente hacia el contenedor, donde él la está esperando. Ella no dice “no” ni muestra en ningún momento una negativa al encuentro sexual. Él no se muestra amenazante.

Mila y Ben se refieren de este modo a esa escena:

Ella no defiende la posición “cuando es ‘no’, es ‘no’”, pero defiende “cuando no es ‘sí’, es ‘no’”.

En cuanto a él, defiende “En tanto que no es ‘no’, es ‘sí’”. Por eso puede decir que la humilló, pero no la violo.

Ben rechaza al abogado de su padre, quiere su propio abogado que es el “de oficio”. El primero propone dinero para que Mila retire la queja. El segundo reconoce el dolor de la víctima e insta a variar los puntos de vista: no existe una verdad sino varias percepciones. Ben sigue esta línea cuando termina: “si has sufrido por mi culpa, te pido perdón”.

La película describe los hechos sin denunciar una cultura, un fenómeno colectivo. El joven, como individuo, lamenta la apuesta machista, reconoce la humillación, pero refuta la violación. Pide perdón, pero sin reconocer su acto. No tuvo intención de dañarla, pero no ve que su conducta representa un sometimiento sexual.

Cuando se publicó el libro Las cosas humanas, Attal estaba por rodar otra película, pero decidió postergarla para rápidamente consagrarse a la adaptación del libro. El tema del libro estaba “en sintonía con los tiempos”. Así, su elección supone una descripción social de la confrontación entre el entorno machista y la emergencia de nuevas culturas en el mundo occidental actual, lo cual no es por cierto solo es una cuestión de las nuevas generaciones.

Tanto Mila como la becaria pertenecen a la misma generación. Ambas se sienten mal después de la relación sexual. Pero al contrario de la becaria, Mila no lo normaliza, sino que rápidamente nombra lo ocurrido como “violación”. Mila percibe y toma en cuenta la violencia que ha sufrido, contrariamente a la becaria, que la percibe, pero no la toma en cuenta. Como respuesta a la violación, Mila denuncia a Ben, o sea que sale de la relación dual y decide incluir a un tercero social que es la justicia. Pero es una justicia a la que no convoca para “hacer justicia” sino para “que se reconozca el mal que le han hecho”. Entramos entonces en una lógica victimaria.

También es esta lógica, con sus desvíos, la que aparece en la emisión de tele en la cual participa la madre de Ben: los migrantes no pueden ser otra cosa más que víctimas. La misma lógica está presente cuando el abogado de Ben dice en su alegato que la justicia no necesita combatientes, sino jueces imparciales.

El acusado habría podido ser Jean Farel, el padre de Ben. La película muestra que el padre y el hijo proceden de la misma manera. Sin embargo, al padre no lo molestan. La generación es diferente y las víctimas utilizan las leyes por las cuales lucharon las generaciones precedentes, para presentar o no demandas ante la justicia.



NOTAS

[1En este punto la ley francesa parece acompañarlo, ya que absolución del cargo de violación no significa que no haya habido violación, sino que introduce una duda razonable respecto de ello.

[2Por norma general, la policía francesa no trata de tú a las personas, aunque sean jóvenes. Cuando un agente lo hace, como en la escena del film, es un gesto de degradación del otro.