Reseña de libro
La felicidad más allá del bien y del mal, Hernandez Iglesias (2022)

Andrea Fernández González

Universidad Nacional de Educación a Distancia



Melissa Hernández Iglesias, escritora y doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, muestra en este libro un punto de encuentro filosófico y narrativo entre la filosofía de Nietzsche y el personaje Hannibal Lecter. El hilo conductor de esta equiparación lo encontramos en el concepto nietzscheano de felicidad. Así, observamos una defensa de una eudamonía que va más allá del bien y del mal resaltando la relevancia de la autonomía moral y la independencia a la tradición heredada. Encontramos, además, un alegato en favor del poder, el instinto y la libertad que no obvian la importancia de la deliberación y la responsabilidad. Únicamente con la conjunción de estos factores será posible abrazar al amor fati y enfrentar el arrepentimiento.

Para llevar a término este análisis, La felicidad más allá del bien y del mal se articula en tres partes. En la primera, la autora profundiza en el pensamiento de Nietzsche. En esta sección se enfatiza el nexo entre su biografía y su corpus filosófico, entre una vida repleta de soledad y sufrimiento y la necesidad de superación. Ya desde el inicio, la comprensión de la felicidad se aleja del moralismo y de lo absoluto. Por contra, se aproxima a lo relativo: cada persona ha de entender la realidad y la felicidad como una interpretación, como algo cuya validez no trasciende su individualidad. Ser feliz es el resultado de unos actos que aumentan el poder personal. Se trata de una voluntad de poder afirmativa que deja atrás, muy atrás, la universalidad y las premisas de la filosofía ascética de Sócrates. En definitiva, la felicidad implica olvido, deconstrucción de lo aprendido, pero también valentía para crear un sentimiento desbordante que no siempre ha de ser compartido.

En la segunda parte, el estudio ahonda en Hannibal Lecter. Resulta fundamental conocer quién es este personaje para poder establecer un nexo con la filosofía nietzscheana. Se trata de una figura de ficción creada por Thomas Harris e inspirada en el asesino Alfredo Balli Treviño. El doctor Lecter es un psiquiatra de reconocido prestigio que selecciona cuidadosamente a sus víctimas. Todos los damnificados tienen en común su falta de civismo. Son personas a las que Hannibal menosprecia por carecer de la suficiente inteligencia y cultura. Las adaptaciones de esta historia han ocupado novelas, películas y series. Melissa se decanta por el análisis de un formato audiovisual con un desarrollo breve y secuencializado. Estos rasgos ofrecen la posibilidad de comprender la progresión del protagonista, su personalidad o sus inquietudes a lo largo de treinta y nueve capítulos. Estas entregas aparecen dispuestas en tres temporadas. Finalmente, la serie fue cancelada por falta de audiencia. Sin embargo, este hecho, fruto quizás, de una complejidad acusada en los diálogos o de una temática que podría llegar a resultar algo escabrosa para el gran público, no debe alejarnos de su calado filosófico (Hernández Iglesias, 2022).

Por último, en la tercera parte, la autora lleva a término un análisis comparativo entre la filosofía de Nietzsche y Hannibal Lecter a partir de las cuestiones más recurrentes que aparecen representadas en la serie y los valores morales presentes en ella. En primera instancia, se aborda la relevancia que ocupa la comida durante los diferentes episodios. Tanto es así que el primer calificativo que se vincula con el personaje Hannibal es el de caníbal. Se alude a un tipo de alimentación que incluye a los seres humanos como parte del menú.

Hannibal nos enseña que comer no es únicamente una necesidad básica cuyo objetivo es la nutrición, sino que comer es un verdadero placer, un deleite para los sentidos; su punto de vista hacia los alimentos es, sobre todo, estético, ambicioso y alejado del ascetismo. (Hernández Iglesias, 2022, p.167)

Este ritual en torno a la alimentación está presente también en la filosofía nietzscheana. Para este filósofo, la forma de alimentación que tenía una persona determinaba su desarrollo. Así deja constancia el análisis que lleva a cabo la revista Letras Libres en su artículo “Comida corrida Nietzsche” y así se muestra igualmente en capítulos de Así habló Zaratustra como el titulado “La cena”. A través de estas referencias bibliográficas, la autora nos enseña un Nietzsche que observa, al igual que lo hacía Hannibal, una cena como una ocasión conmemorativa. Las críticas al dualismo y al cristianismo a través de la figura del cordero, la preocupación por la belleza y la autonomía completarán este paralelismo fraguado alrededor de la comida.

En segundo lugar, encontramos el concepto que tiene Hannibal de sí mismo y los rasgos definitorios de la figura del superhombre. Los puntos en común entre ambos son múltiples. En sendos casos se conciben como espíritus superiores al de las personas que los circundan. Se trata de personas que eligen con quien pasar su tiempo, que seleccionan si han de dejar de estar velados detrás de su máscara. A propósito de este asunto Melissa recoge la siguiente cita de Correspondencia: “Mi preciado amigo, usted no sabe quién soy yo ni qué quiero. Mi ventaja es observar lo que otros hacen y quieren sin que al hacerlo se me reconozca a mí” (Hernández Iglesias, 2022, p. 179). Ocultarnos se expresa tanto en Nietzsche como en Hannibal como una necesidad. Necesitamos ocultarnos para sobrevivir. Es el precio de una crítica feroz a la moral cristiana que, cómo sostiene la filosofía nietzscheana, nos somete y alejan la posibilidad de ser auténticamente felices. La noción de igualdad, por lo tanto, debe ser rechazada. No todas las personas pueden llegar a ser “niños”, no la totalidad de los seres humanos pueden ser “superhombres”. Afirmar la igualdad significa falsear la realidad y coartar a quienes tienen la capacidad de crear nuevos valores.

Seguidamente, se enfatiza la envergadura que tienen la belleza y el arte. “La experiencia estética justifica la existencia y el mundo.” (Hernández Iglesias, 2022, p. 191). Sin arte, la vida no es comprensible. Hannibal y Nietzsche coinciden en adoptar lo dionisíaco como motor de una estética que abraza la vida aun sabiendo que el sufrimiento que en ocasiones acarrea, que dice sí a la totalidad y no busca segmentar y aferrarse sólo a una parte de ella. Pese y sobre todo porque “las cicatrices tienen la habilidad de recordarnos que el pasado fuera real” (Hernández Iglesias, 2022, p. 131). El olvido será condición necesaria no solamente para poder ser felices sino también y sobre todo para crear nuevos horizontes. En definitiva, se trata de una exaltación de los instintos que no es apta para todos los públicos.

Muy pocos hombres y mujeres podrán gozar de la felicidad que proporciona el placer estético; fundirse con lo que representa Dionisos es un privilegio reservado para una minoría, para aquellas almas superiores con un espíritu vitalista y conciencia trágica de la vida. (Hernández Iglesias, 2022, p.200)

En cuarto lugar, se investiga las posibles similitudes entre Nietzsche y Lecter a la hora de valorar el derecho a una muerte digna. Ambos ponen de relieve la capacidad de decidir de las personas en situaciones excepcionales. En ocasiones, las circunstancias a las que un ser humano se encuentra sometido le arrebatan su autonomía. Es en esos casos donde el suicidio se puede llegar a convertir en una opción libre y loable. Esta concepción de la muerte está vinculada con el quinto punto que se examina en este análisis comparativo: el de las divinidades. En la serie, se aprecia una necesidad de espiritualidad. Sin embargo, ésta dista mucho de adoptar los designios del cristianismo. Sus actos solamente pueden comprenderse desde “el prisma de la filosofía de Nietzsche, su crítica a la moral y a los valores cristianos y ascetas” (Hernández Iglesias, 2022, p. 207). En este sentido, se contempla la posibilidad de que exista una deidad pero no se aceptan los fundamentos religiosos del cristianismo. Como se destaca en la filosofía nietzscheana, Dios ha muerto y este hecho hace factible crear nuevos valores, determinaciones autónomas incluso sobre la continuidad de nuestra vida.

A reglón seguido, se aborda la cuestión de los “otros”. Esas figuras que nos rodean y con las que mantenemos una relación de camaradería en la mayor parte de los casos o de amistad en la menor fracción de ellos. Entre estos vínculos también tienen cabida aquellos que se sostienen con los animales no humanos. Producto de una visión antropocéntrica, a veces se ha obviado el hecho de que no hay un “nosotros” y un “ellos”, sino que todos formamos parte de la naturaleza. Tanto para Nietzsche como para Hannibal, los animales no humanos tienen la capacidad de sentir empatía y otras emociones tales como la felicidad, el dolor o el sufrimiento. Sin los animales no humanos no podríamos entender la filosofía de Nietzsche y quizás tampoco la serie de Hannibal. Son múltiples las alusiones a animales no humanos en el pensamiento nietzscheano. Valgan como ejemplo el camello o el león en las tres metamorfosis o el águila y la serpiente que acompañan a Zaratustra. También lo son en la serie donde el cordero posee una gran carga simbólica. El silencio de los corderos es una sentencia que acalla a las Sagradas Escrituras y, con ellas, a Jesucristo. Únicamente una vez el cordero haya sido silenciado, el superhombre y una autonomía sustentada en la voluntad propia ocupará su lugar.

Para finalizar, la autora nos brinda la posibilidad de leer un encuentro narrativo entre los que han sido los dos auténticos protagonistas de este libro: Nietzsche y Hannibal Lecter. Se pone de esta manera un punto final a un análisis comparativo exhaustivo entre dos entes afines e imprescindibles para hacer un diagnóstico actual de nuestro tiempo.

Referencias

Hernández Igleasias, M. (2022) La felicidad más allá del bien y del mal. Editorial Hilos de Emociones.



NOTAS